Amaxofobia, así de simple. Un día te levantas por la mañana y descubres que ese miedo que tiene mucha gente a conducir o subir a un coche tenía su propio nombre. Y ha tenido que ser una famosa la que visivilizara y pusiera nombre a este miedo para que la gente se concienciara con él. (Gracias, Pe!). Este mes nos hemos propuesto conocerla un poco más (aunque desde nuestros orígenes, como podéis ver en la web, ya hemos tratado con gente que la padecía).
Pero primero, nos vamos al lado opuesto y nos centramos en dos alumnos sin miedo a conducir y que ya tienen su carnet: Alejandro (teórico a la segunda y práctico a la primera) y Claudia (teórico a la primera y práctico a la tercera). Felicidades a ambos!!!
¿Qué es la amaxofobia?
Como no podía ser de otra manera, el origen etimológico de la palabra viene de dos palabras griegas: amaxo (carruaje) y fobos (miedo). El miedo a los vehículos, simplemente.
Durante nuestros años como docentes hemos visto bastantes casos de alumn@s ya mayores que, tras algún tipo de accidente o simplemente por la ansiedad y nervios que les provoca la conducción, generan este miedo. Y como todas las fobias hay que saber tratarlas, no tener prisas y contar con mucha ayuda para superarla.
Los efectos que genera en la persona esta fobia suelen tener su origen mental y se reproducen físicamente. Si venimos de haber sufrido un accidente, es probable que el simple hecho de subir al automóvil o conducir, puede generar una ansiedad o un excesivo estado de alerta que bloquee física y mentalmente a la persona. En los casos relacionados con la personalidad del conductor (nervioso, ansioso, baja autoestima, perfeccionismo…) esa sobrecarga de estímulos que supone el conducir, los sobreestimula y bloquea.
¿Cómo tratar el miedo a conducir?
Como toda fobia, el primer paso es aceptar que la padecemos y querer afrontar el problema y superarlo. Siendo conscientes de los efectos que nos produce dicha situación, es positivo normalizarlas, conocerlas y afrontarlas de forma gradual. En estos casos no vale afrontarlo como se hacía antigüamente: ¿tienes miedo al agua? Pues te lanzo a la piscina. Sabios consejos de antaño que se han quedado un poco obsoletos y han dejado mucha gente traumada….
Así pues, lo mejor es recurrir a una terapia psicológica especializada en relajación, control de la ansiedad, focalización de la atención, manejo de pensamientos negativos… Y luego, como indicábamos anteriormente, afrontar el problema poco a poco y gradualmente.
Como os comentábamos, en Trebolcar también hemos vivido casos similares con personas con miedo a conducir y, con nuestra experiencia, podemos adaptar las clases a este tipo de personas, ayudándoles a gestionar mejor sus emociones. Las prácticas se adaptarían a horarios y zonas donde el volumen de tráfico y estímulos fueran lo más reducidos para, gradualmente, ir subiendo la intensidad.