Hoy es uno de esos días en que apetece sentarte y escribir un entrada del blog. Por un lado, porque siempre es una satisfacción contar que un alumno tuyo ha aprobado pero, por otro, porque sabiendo la historia que hay detrás del alumno, no puedes sino sentirte agradecida con él y orgullosa de tu trabajo.
Lo curioso del caso de Adrián es que no vive ni remotamente cerca de la autoescuela: ni Burjassot, ni Godella… Él es de Valencia y, pese a tener otras autoescuelas más próximas a su casa, nos eligió por los comentarios que veía tanto en el blog como en redes sociales. Nada me puede hacer sentir más orgullosa ni agradecida, que todas las muestras de apoyo y agradecimiento que he recibido de todos los alumnos que han conseguido el carnet de conducir con Trebolcar. Muchísimas gracias a todos.
Como os comentaba, Adrián vive en Valencia y venía todos los días a la teórica en bicicleta. Para el práctico intentaba ponerlo a primera hora de la mañana o de la tarde para ir a recogerlo. Desde luego, el esfuerzo que hizo por elegirnos ha valido la pena porque ha conseguido aprobar el teórico y el práctico a la primera.
Con él la labor ya no ha sido meramente práctica, sino también psicológica, ya que hace unos años tuvo un accidente de tráfico y durante las primeras prácticas estaba muy nervioso e inquieto cada vez que se ponía al volante. Como le comenté: es entendible tener miedo de volver a tener un accidente… pero si sales bien preparado de la autoescuela, haciendo el número de prácticas adecuadas, respetas las normas de circulación y aprendes a prever los movimientos de los demás, no tiene por qué volver a ocurrir.
Respecto al examen, lo cierto es que no tengo NADA que contar. Sé que siempre digo lo mismo y luego busco algún punto sobre el que comentar. pero esta vez ni queriendo. Durante el examen ha habido un momento en que el examinador ha bromeado con Adrián diciéndole: «me estoy durmiendo de lo bien que lo estás haciendo». Si le quedaba algún atisbo de nervios, esa frase ha hecho que desaparecieran completamente. Su actitud durante el examen, perfecta: mirando los espejos, moviendo su cuerpo buscando peatones y bicis, velocidad adaptada a la vía, observando los semáforos en todo momento…. Lo dicho, PERFECTO.
Y poco más que comentar sobre Adrián… que estoy muy agradecida por tu confianza en Trebolcar y en mí, y que estoy muy orgullosa de ti. ¡Menudo pedazo de conductor!